Como ya habréis leído en alguna pagina de mi blog, me encanta viajar. Ir de un lado para otro descubriendo parte del mundo.
Esto de la pandemia nos ha frenado a todos, lo tengo que decir. Pero, aun así, este verano, aprovechando que bajó el número de casos y había que ayudar a las pequeñas empresas, mi familia y yo decidimos hacer un pequeño viaje por Andalucía. Os voy a contar unas cuantas historias que valen la pena ser contadas.
De granada, gracias a mi gran cabeza pensante pudimos disfrutar de caminar por unas calles muy bonitas fuera del centro histórico, aunque no eran nuevas construcciones. pues desde el hotel, donde la catedral, teníamos que ir hasta la Alhambra. Mis padres me preguntaron si hacia falta coger un bus o algún medio de transporte. Yo respondí que no hacía falta. Caminando se llegaba perfectamente. Estuvimos bastante tiempo hasta que conseguimos llegar. Nos dimos cuenta de que Granada no es tan y tan llana como parecía. Pasamos por unas calles encantadoras. Conservaban esa esencia de antiguo, eran casas antiguas, no había pisos, las calles eran de adoquines y con mucha pendiente; que al menos te debías parar un par de veces para descansar un poco y a la vez te parabas a pensar que no era posible que no hubiese autobuses. No era el centro ni mucho menos, pero como si lo fuera.
Las construcciones te hacían pensar que estabas en un pueblecito pequeño y no en una ciudad. Luego mirabas a lo lejos y tenías unas vistas perfectas de la ciudad en sí.
A eso si que se le puede llamar una bonita combinación entre antigüedad y actualidad.
La zona de la costa del Sol, lo que viene a ser desde Torremolinos, pasando por Fuengirola y Marbella, y llega más o menos hasta el municipio de La Duquesa; más allá de esta localidad son urbanizaciones. Pues me recordó bastante a la zona de donde soy, la costa de Azahar que va desde Vinaròs hasta Almenara.
A mi parecer intentan explotar al máximo las zonas edificables. Construcciones de viviendas hasta la primera línea de mar. No es que esté muy de acuerdo con eso, me parece demasiado abusivo y apretujado. En verdad, para apretujado he de decir que Mónaco se lleva el primer premio y con diferencia.
Esta no fue una zona que me llamase demasiado la atención, es a lo que mis ojos están acostumbrados a ver. Nada novedoso para mí.
No es que no me guste la costa, en realidad me encanta, pero la zona de interior, la de montaña tiene un encanto muy peculiar. De camino a Ronda desde Tarifa, cogimos el tramo de la carretera A-397, con muchas curvas, fue un momento espectacular. Me gusta conducir, pues esa etapa fue muy emocionante. Montaña arriba, montaña abajo, curva hacia un lado, curva hacia el otro lado. Si investigas bien, por esa zona, más bien cerca de Ronda te puedes encontrar con la ruta de los pueblos Blancos.
Son una serie de pueblecitos de escasas casas cuya característica es el peculiar color blanco en todas y cada una de las casas. Tienen esa esencia única que en pocos lugares se puede encontrar.
Por desgracia no tuvimos el tiempo suficiente de para en alguno de los pueblos; aunque si fuera por mí habría parado en todos. De esta manera no habríamos llegado ni por asomo a nuestro destino. De hecho, Ronda, nuestro destino, me dejó sin palabras, nada que comentar. Lo único que voy a decir es que es: conmovedora.
De este viaje os puedo contar que valió la pena, la arquitectura española es hipnotizante. Por aquí os dejo otros sitios que visité. Si os mola este rollo os recomiendo que vayáis y disfrutéis de todo esto. Es que esto se podría alargar demasiado y no habría persona humana capaz de leer todo esto.
- Granada.
- Málaga.
- Fuengirola.
- Marbella.
- Ronda.
- Gibraltar.
- Tarifa.
- Cádiz.
- El Rocío.
- Matalascañas.
- Huelva.
- Minas de Riotinto.
- Badajoz.
- Mérida.
- Ciudad Real.